La vida de la Sierva de Dios Sor Leonella Sgorbati
Antes de salir para la misión a Sor Leonella se le pide viajar a Kendal (Inglaterra) para estudiar Enfermería. El tiempo transcurrido allí es intenso: estudio, práctica en los hospitales y formación religiosa – misionera. La Escuela de Enfermería y el Hospital de prácticas distan 50 kilómetros de la casa de las Hermanas, por lo tanto puede regresar a la comunidad solamente durante los días que tiene de descanso, momentos estos que anhela y espera con alegría. Para ella la comunidad es el espacio en el cual experimenta plenamente la fraternidad y la comunión.

Sor Leonella es brillante en el estudio, tiene una mente lúcida y una memoria formidable, intuye que en la formación que está recibiendo como enfermera puede tomar dos direcciones: descubrir la maravilla y la perfección del cuerpo humano, reconociendo en él el toque sabio y la grandeza del Creador o dejarse guiar simplemente por la inteligencia, por el saber humano y los fríos resultados científicos. Escribe a la Madre Nazarena Fissore, Superiora General de la comunidad y le manifiesta cual es el deseo de su corazón: reforzar y reafirmar su fe y su opción de vida: “Yo creo, creo y le repito al Señor mi voluntad de fe, mi ansia de luz, luz, luz! Madre, cómo es bello creer. Con la fe todo es más fácil”. En 1969 se gradúa como Enfermera y prosigue con la especialización como Enfermera Obstetra que concluye en 1970.
EN LA MISION
Antes de finalizar el año 1970, sor Leonella parte para la República de Kenya (Africa) donde pasará 36 años, es decir más de la mitad de su vida, un tiempo interrumpido únicamente por tres breves períodos para visitar a su familia en Italia en los años 1977, 1999 y el último entre finales del 2005 y comienzos del 2006. A los amigos y familiares que le preguntan por qué no los visita con mayor frecuencia, les responde: “Un poco por las obligaciones que conlleva el trabajo y un poco por una opción personal, pero les aseguro que no soy selvática….simplemente soy ya un poco africana”.
Para una mujer tan perspicaz y espontánea como Sor Leonella, la inserción en la nueva cultura y sociedad no es fácil. Sor Rosa Alberta Viscardi, compañera de estudios y de misión subraya que la adaptación “fue como estrenar zapatos porque hasta que no tomen la forma de los pies, tallan y causan dolor, pero después, por fortuna, se vuelven comodísimos”.
En Kenya, se desempeña como Enfermera jefe en el pabellón de Maternidad del Hospital de Mathari, en Nyeri. Los domingos por la tarde, acompañada por una estudiante de Enfermería, que le ayuda y le sirve como traductora, va a las zonas marginales para animar las “Escuelas dominicales” o encuentros para profundizar la Palabra de Dios.
El 19 de noviembre de 1972, Sor Leonella hace la Profesión Perpetua y se consagra por siempre a Dios. Algunos años después, recordando esta etapa importante de su vida, le escribe a Sor Paolina Emiliani, quien había sido su Maestra durante la etapa del Noviciado: “Desearía que estando delante del Señor, nosotras pudiéramos cantar aquel himno que a veces cantamos en la iglesia y cuyas palabras yo no tengo el coraje de pronunciar: “Señor, con un corazón sencillo y alegre te he donado todo”. Espero solo que un día, el Señor en su bondad, me ayude a darle todo o que El mismo se lo tome…..porque El sabe lo que yo realmente quiero”.