Del 15 al 24 de noviembre se encontraron en S. Paulo, Brasil, Misioneras de la Consolata de todo el Continente América, junto con Madre Simona, superiora general, la Dirección General por completo, la Administradora y Secretaria General. Se trataba de un encuentro histórico, pues se dieron pasos decisivos y concretos hacia la unificación de todas las comunidades esparcidas en el Continente en una única región América, según el Capítulo General de mayo/junio había establecido.
Entonces, unas 20 hermanas: superioras regionales, secretarias y administradoras se encontraron con la Dirección General primero para conocerse, luego para soñar en unión y comunión los caminos de la misión.

Los resultados fueron excelentes, y todas reconocieron como el Espíritu Santo acompañó cada paso, sobre todo en esta sintonía y armonía que se gozó.
Madre Simona afirmó: “Entraron como varias regiones, salieron como una única Región. La Región América”. Y así fue, con esta comunión y unión de intentos que soñaba nuestro Padre Fundador, el Beato José Allamano.

No faltaron momentos de alegre compartir con las hermanas de S. Paulo, que acogieron a las Misioneras de los distintos países con mucho cariño y atención para cada una. Primero, las hermanas de la casa regional, hacia el final del encuentro, las hermanas ancianas de Casa Allamano y del Jardim Consolata.
El día 23, una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora Aparecida quiso poner a los pies de la Madre de Dios todos los proyectos y sueños para el futuro de la Región América. El Beato Allamano decía que la Virgen era la verdadera fundadora de nuestra familia misionera, así que a ella, con mucha confianza, se presentó la vida de nuestra misión en el Continente América.
