Lindo testimonio de una familia móngol cristiana católica
Otgonbayar y Tsagaana son un matrimonio mongol católico. Tienen tres hijos varones: los mayores tienen 20 y 17 años, el menor 6 y fue bautizado cuando era pequeño. Recibieron el sacramento del matrimonio hace un año. Otgonbayar es una catequista de la comunidad de Arvaiheer. Tsagaana es un miembro activo de la comunidad cristiana: trabaja para la misión y ahora se volvió uno de los líderes del grupo Alcoholistas Anónimos que se reúne en la misión católica.
Después de haber acogido la fe, ¿cómo cambió su vida? Ustedes son una familia cristiana, juntos a su hijo menor son bautizados. ¿Hay diferencias entre la vida antes de conocer a Cristo y ahora que son cristianos?
Otgonbayar (la esposa):
En 2007 comencé a visitar la Iglesia. Al inicio no sabía bien quien era Jesús, Dios… iba a la Iglesia principalmente para buscar ayuda: comida, carbón, vivía en una situación difícil. Luego comencé a asistir el catecumenado y en los años 2008 2009 pude conocer la fe de una manera más profunda y en 2010 recibí el Bautismo. Nunca falté una clase. Mi vida cambió y sentía un gran bienestar en mí. Tantas cosas negativas, como rabio y conflictos, gracias a esta nueva vida, acabaron.
Más conocía la fe, más rezaba por el bien de mi familia, de mis hijos. Sentía que Dios me bendecía tanto y que mi vida cambiaba hacia al bien. El regalo más grande fue cuando el Señor nos bendice con otro hijo: cuando estaba embarazada, durante los primeros 5 meses tuve muchas complicaciones y los médicos me aconsejaron de abortar, no sabían más qué hacer con este embarazo tan difícil. Pero con la ayuda de Dios y el apoyo de la oración de todos, ahora tengo un niño de seis años, sano y feliz.
También nuestra vida de pareja no era fácil, pero desde cuando me bauticé las cosas de a poquito empezaron a mejorar, hasta llegar a una convivencia de paz y armonía. También mi esposo recibió el Bautismo y Dios nos guía para seguir el camino del Evangelio. Nuestros hijos están creciendo bien y para nosotros todo esto es una bendición de Dios.
Tsagaana (el esposo):
En 2007, mi esposa empezó a ir a la Iglesia, yo trabajaba como albañil. En 2009, cuando en la misión empezó el servicio de las duchas comunitarias, empecé yo también a ir a la misión. Por tres años iba e intentaba de entender qué cosa era la oración, qué es la fe… Después del nacimiento de nuestro hijo entendí qué es la bendición de Dios y así empecé a creer y orar. MI vida era difícil. Muchas veces tenía que ir lejos de mi familia para trabajar, no era fácil, ya que eso favorecía mis problemas con el alcohol. Entonces me acerqué a Dios y le pedí que me ayudara. Rezaba mucho para que me sanase del alcoholismo. Entonces decidí de ser cristiano y en 2015 recibí el Bautismo. Desde entonces poquito a poquito empecé a encontrar la paz y me volvía más firme en mi empeño en dejar el alcohol. Aprendía a relacionarme mejor con mi familia y sentía que había más amor entre nosotros. Desde entonces intento vivir como un verdadero creyente en Dios, recibo el Cuerpo de Cristo todos los días, me relaciono bien con los demás, soy más responsable de mi familia, aprendí a rezar siempre: todos los días, las 24 horas, intento estar en oración. Trato de memorizar una palabra del Evangelio que escucho en la Misa y luego me la repito durante el día, esto me hace sentir mucha paz.
En el pasado no sabía qué era ayudar a los demás, era una persona dura. Ahora tengo un corazón sereno y aprendí a amar a los demás. La cosa más importante es poder relacionarme bien con mi familia. Cuando tengo tiempo libre, trato de estar con mis hijos y mi esposa, es don de Dios para mi y es también la voluntad de Dios para mí.
Otgonbayar:
Hemos recibido el Sacramento del Matrimonio en 2011. Antes de recibirlo tenía un poco de miedo: comprometerse delante de Dios es una experiencia muy fuerte. Recé, y me dije: debo tener fe, Dios está con nosotros, nuestra vida será bendecida y nuestros hijos recibirán un gran bien, debemos vivir según la Palabra de Dios. Dios me dio realmente un don grandísimo. Antes de la celebración hicimos un retiro en el cual Dios nos dio muchas gracias, como aquella de enfrentar las dificultades, superar el alcoholismo, el Señor no hizo el don de su Espíritu que nos da fuerza y nos guía en la vida. Todo eso me llena de alegría. Somos felices por ser un matrimonio católico, nuestra familia encontró sentido en la fe en Cristo, él nos bendijo con su amor. Sin la fe estamos en la oscuridad. Cualquier trabajo esté haciendo, en las cosas que hacen mis hijos, no pienso en la ganancia, sino al bien que Dios me dona: la paz, la bondad, la felicidad. Por eso no pienso nunca en abandonar este camino. No pienso en cambiar lo que estoy haciendo para ganar más plata, porqué el don de la paz que Dios me ha dado vale más. Tantas personas andan sin saber el por qué viven, y esto es causa de mucho sufrimiento. El Señor me da todo lo que necesito, aprendí a apreciar el bien que recibo y a reconocer mis errores y todo esto me ayuda a vivir bien, según el sueño de Dios.
Tsagaana:
Tantas cosas han cambiado en mi vida desde cuando me volví cristiano. Ahora cuando encuentro personas intento siempre decir una buena palabra, compartir un poco del bien que Dios me dona. Especialmente en la familia, y siempre llevo conmigo una estampita de la Sagrada Familia. La fe me enseña que debo ser humilde, aceptar mis límites para poder ser capaz de relacionarme mejor con los demás, tanto en la familia como en el trabajo. Ahora en las vacaciones me iré al campo donde viven mis parientes: me gusta pensar que no iré sólo para ayudarlos en los trabajos, sino que también voy para anunciarles una Buena Noticia, mostrar como mi vida cambió desde cuando conocí a Dios. Ahora ya no pienso en ganar mucha plata para gastarla en alcohol, esa vida para mí ya se acabó. MI vida estaba despedazada y mi fe la cambió. Debemos amarnos como Dios nos ama. Con Dios puedo ser una persona sana. Enseño a orar también a mis hijos, les enseño a amarnos mutuamente, ahora busco el tiempo para pasar esta bendición a ellos también. Es bonito cuando vamos todos a la Iglesia, aunque sé que no entienden todavía muchas cosas. Cuando leo la Biblia, lo más importante es abrir el corazón para que entre en mi vida. La Misa siempre me deja un pensamiento bueno, pero sobre todo la Eucaristía me llena el corazón de paz y de buenos deseos. Y así, durante el día, cuando trabajo o hago otras cosas, siempre voy repitiendo en mi corazón: Señor, adoro tu Cuerpo, a tu Nombre doy gloria.