Cristo al centro

Cristo atrae, Cristo al centro. El proyecto espiritual de la Beata Leonella. 

En el proyecto espiritual de Sor Leonella, Cristo es una fuerza magnética que la atrae siempre en el vértice de su amor y ella se deja cautivar. Desea que Jesús se convierta en el punto de referencia de todas sus acciones, ilumine sus pensamientos y llene su corazón para poder llegar a  proclamar con su vida, como el apóstol Pablo: “No soy yo el que vive, sino que Cristo  vive en mí” (Gálatas 2, 20).

El camino de Sor Leonella está marcado por la presencia de Jesús, amado e imitado con todas sus fuerzas, por esto, no obstante las muchas responsabilidades, reserva espacios de oración para reforzar su vocación. A las Misioneras de la Consolata de la región de Kenya, a ella confiada, indica también el mismo itinerario:

 “Mis queridas Hermanas, Feliz Navidad! Vivamos este misterio tan grande y tan santo en el cual el Hijo, con confianza y Amor total, entrega al Padre su divinidad, se despoja de su rango tomando la naturaleza de siervo. Dejemos que este misterio nos penetre y permee nuestras relaciones con las demás personas y con las Hermanas, para que olvidándonos de nosotras mismas, en el Hijo y con el Hijo, nos hagamos siervas por amor al Padre.  Que esto no  quede simplemente en palabras bonitas, sino que sea verdad como lo es la Navidad, verdadero amor.” (Diciembre 1994).

“Miremos juntas este Místico Grano que María, nuestra Madre, acoge en la tierra de su seno purísimo, esta semilla divina que desciende a nuestra tierra! Hijo manso que el Padre nos dona en la humildad del Amor. Hijo, que “siendo  Dios, no consideró  como codiciable tesoro el mantenerse igual a Dios”. Grano de trigo, que se hunde en la tierra para compartir nuestra vida. Cordero manso, que carga con nuestro pecado. Poder es Amar hasta lo más hondo, hasta el final. Pan partido para nosotros. Amor que va hasta el final”. (Diciembre 1995).

También en las decisiones difíciles que enfrenta en  Kenya, (como tener que retirar a las Misioneras de la Consolata  del Nazareth Hospital), el modelo en el cual siempre se inspira es Cristo que se dona:

“Este, Hermanas, es el momento de permanecer unidas porque no  nos faltarán los desafíos ni los sufrimientos que tendremos  que compartir entre todas como verdadero “pan partido y vino vertido”,  para sellar la unidad entre nosotras y con la Iglesia local del Kenya” (Abril 1996).

Y cuando en el norte del país se registran tensiones, nuevamente anima a las Hermanas a dirigir la mirada hacia el Hijo  amado:

 “Queridas Hermanas, este es el tiempo en el cual el Hijo nos pide permanecer de pié con El en la brecha, para vencer  el espíritu del mal y de la muerte con el Amor que se dona hasta el final. Este es el tiempo en el cual, de verdad, debemos tomarnos de las manos y juntas implorar que este Hijo “sea verdaderamente generado en nosotras”, de modo que nuestras manos, nuestro corazón, nuestra mente y nuestra vida se transforme  en un único: “Heme aquí Señor” y  nuestra vida sea como  la vida misma del Hijo Misionero del Padre, Consolación enviada por El a sus Hijos. Esta transformación personal y comunitaria es don del Amor del Padre. Don que el Espíritu desea concedernos. Personal y comunitariamente pongámonos delante de Jesús Eucaristía: allí nos quería el Fundador. Permanezcamos delante de El para que nos transforme totalmente en El mismo. Solo de esta manera podremos vivir en el Amor que perdura hasta el final – con sencillez,  humildad y en total entrega como lo hizo el Fundador.

Acojámonos mutuamente para poder así también acoger a nuestros hermanos y hermanas heridos por el odio y  la violencia y transformemos con la fuerza del amor estos sentimientos.  Donémonos  el perdón y la paz con sinceridad  para que podamos donarlos a quienes se nos acercan.

Animo, queridas Hermanas, permanezcamos unidas en el Amor. Cada comunidad programe un tiempo prolongado de oración delante del Santísimo Sacramento. Solo  en este Pan, partido para nosotras, encontraremos la fuerza para caminar” (Septiembre 1997).

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