
La noche: símbolo fuerte de la liturgia de Adviento, nos introduce a la sabiduría de la Luna, como intuye el pueblo Makua del Mozambique, inspirando nuevos rumbos de la misión
DE LA SABIDURÍA MACUA
Como misionera convencida de que la misión no es solo siembra, sino también y sobre todo cosecha de la vida que Dios hace crecer en las personas y entre los pueblos, permítanme comenzar esta reflexión dejándome inspirar por un par de proverbios del pueblo Macua del Mozambique:
“Dios no es como el sol que va solo por el mundo, sino como la luna que va con las estrellas”
“Si la luna tuviera un corazón malo no veríamos las estrellas”.
Para el macua, la luna es ese humilde astro que ilumina la noche y la vuelve fascinante y misteriosa. Es un astro humilde porque, según la expresión de la sabiduría popular, mientras el sol, brillando resplandeciente en el cielo, extingue durante el día la luz de los otros astros, a la luna le gusta convivir con la claridad de las estrellas y de los planetas en el firmamento nocturno. El sol, para el macua, viaja solitario, único rey y señor del día. La luna, en cambio, viaja en compañía, habita el horizonte de la comunión y del compartir que encuentran en la noche, por eso en el tiempo de la intimidad, expresión privilegiada.
El sol, cuando surge, apaga las estrellas. La luna, en cambio, brilla en la noche y su luz, reverberándose en las estrellas, valoriza y realza su esplendor. El sol es tan luminoso que no se puede mirarlo. La luna, se puede mirar, disfrutar del espectáculo del cielo estrellado y, en su claridad, dejarte inspirar.
Nos damos cuenta de que, un poco como el sol de los proverbios macua, habríamos podido caer en la tentación de medir la eficacia evangélica con el metro de “nuestra propia luz”, del deslumbrante esplendor que apaga la luz de los otros astros, de una luminosa autosuficiencia misionera. La policromía del contexto actual, junto con la conciencia más clara de nuestra pequeñez, favorecida por el declive numérico y del aumento de la edad media, nos estimula a abrazar un estilo de presencia misionera en la que felizmente encuentra su lugar la expresión “lunar” estrellas humildes, llamadas a iluminar junto con otras estrellas y planetas el firmamento de esta noche que es nuestro tiempo.
Hna Simona, mc