Una generosidad sin límites

Presentamos algunos testimonios sobre la generosidad de la Beata Leonella Sgorbati 

Misioneras, Misioneros y Laicos que compartieron la jornada africana con Sor Leonella, resaltan, con expresiones diversas, su generosidad.

Sor Ana Lucia Piredda afirma: “Siempre admiré en sor Leonella su  laboriosidad, su dedicación a toda prueba, por quien tuviera una necesidad. Su espíritu de sacrificio era bien reconocido. Era persistente  porque su objetivo era siempre  ayudar,  ir al encuentro del otro, procurar que la vida fuera menos dura para los demás”.

Sor Mary Agnes Njeri Mwangi subraya que “Sor Leonella era una soñadora de amplios horizontes. Su bondad le ayudaba a percibir las necesidades de los demás aun cuando no las manifestaran abiertamente. Su generosidad la mantenía atenta a las nuevas formas de pobrezas, buscando  hacerles frente aunque ella tuviera que asumir un alto costo personal”.

Sor Roswita Meyer, quien por muchos años trabajó con Sor Leonella en varios hospitales de Kenya, narra: “Tenía en el corazón un gran amor por todos, no pensaba en ella misma. Era humilde, sencilla y generosa. Lo que hacía, lo hacía por el Señor y no para si misma.  Su mente vivía llena de sueños, visiones, proyectos… que lograba hacer realidad trabajando siempre en comunión con el personal local: los estudiantes, los enfermeros y la gente de las veredas.

Algunas veces, los maestros de las Escuelas de Primaria y Secundaria le pedían aumentar las horas de enseñanza para intensificar la formación de los niños y jóvenes en los valores humanos y cristianos. Ella aceptaba con gusto y decía: “El Señor me ha dado un don que debo usar para el bien de  los demás.”  Las Hermanas de la comunidad, que vivíamos con ella, insistíamos  en que tomase un poco de tiempo para descansar,  pero  sonriendo tocando su  cabeza, decía: “No se preocupen, no tengo que preparar las lecciones, tengo todo en este computador!”. Estaba siempre disponible para todos: niños, adultos, ricos y pobres. No permitía que ninguno se fuera sin darle un consejo y cuando era necesario, también una ayuda económica. Con frecuencia repetía: “Solo cuenta el amor””.

El Padre Mario Barbero, Misionero de la Consolata, así la recuerda: “Conocí a Sor Leonella en Kenya, entre los años 1976  y 1988 cuando trabajaba en el “Nazareth Hospital”. Me impresionó su serenidad y generosidad, la capacidad de ver el bien en los demás, cualidades estas que caracterizaron ciertamente también los años de su servicio misionero en Somalia. El Señor le pidió el sacrificio de su vida, aquella que  ya le había donado diariamente sirviendo con amor y generosidad”.

Enrique Mazzini, Presidente del SOS Kinderdorf, Italia, subraya: “Sor Leonella era importante para nosotros, fue un ejemplo viviente de abnegación y de amor hacia los que sufren. Estaba dotada de una  gran humanidad, su jornada misionera había sido plena, sin embargo aceptó generosamente un nuevo servicio en la Escuela de Formación para Enfermeros, en Mogadiscio, con un alto  compromiso hacia el prójimo que duró hasta los últimos instantes de su vida.

Sentiremos mucho la falta de sor Leonella,  nos  faltará su experiencia y su profesionalismo pero sobre todo su generosidad y entrega a los demás en el espíritu de la verdadera caridad cristiana, sin preocuparse por los riesgos y las incomodidades.

Ahora nuestra tarea será continuar  el mismo camino de fe, de coraje y de amor que ella trazó

 

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