
Mañana recordamos con alegría el inolvidable día de la beatificación de nuestra Leonella, misionera de la Consolata mártir. ¿Cómo llegó Sor Leonella a ser reconocida Beata por la Iglesia? Aquí los hechos que la llevaron al martirio.
El 17 de septiembre de 2006, mientras atravesaba la calle, que del Hospital la comunicaba con la casa donde vivía, varias balas disparadas a quemarropa la impactaron de muerte. Mohamed Mahamud, musulmán, padre de cuatro hijos, quien la custodiaba, persigue a quien le había disparado a la Misionera, pero es baleado por un segundo francotirador, escondido detrás de los carros parqueados a los lados de la calle y muere instantáneamente.
Sor Leonella es transportada al Hospital SOS, donde médicos y enfermeras hacen todo lo posible por salvarle la vida. Muchos somalíes le donan sangre como ella lo hacía para ellos, puntualmente, cada tres meses.
Antes de morir, Sor Leonella apretando la mano de Sor Gianna Irene Peano, le susurra: “Perdono, perdono, perdono”. Esas son sus últimas palabras; la realización de lo que el Beato José Allamano, animando a sus misioneras, les decía: “Deberíamos hacer el voto de servir a la Misión aun a costa de la propia vida. Deberíamos alegrarnos por morir en la brecha.”

Comentando lo sucedido, Monseñor Jorge Bertín, obispo de Yibuti y Administrador Apostólico de Mogadiscio, hace notar que: “La muerte de una italiana y de un somalí, de una cristiana y de un musulmán, de una consagrada y de un laico, indica que en ese país del Africa del Norte es posible vivir juntos, viendo que se muere juntos! Por esto el martirio de Sor Leonella es un signo de esperanza”.
Sor Leonella muere a los sesenta y seis años, treinta y seis de los cuales los vivió en Africa. Una vida intensa, donada a manos llenas, rica de humanidad y de amor profundo por Dios. Una vida y una muerte, cuyo sentido se puede resumir con las palabras del Papa Benedicto XVI, quien la recordó durante la oración del Angelus, en Castel Gandolfo, el 24 de septiembre de 2006: “Esta Hermana, que desde hacía muchos años servía a los pobres y a los pequeños, ha muerto en Somalia pronunciando tres veces la palabra “Perdono”: ese es el más auténtico testimonio cristiano, signo pacífico de contradicción que demuestra la victoria del amor sobre el odio y sobre el mal”.
“Ahora el cielo no tiene estrellas”! exclaman los somalíes al conocer la noticia de la muerte de sor Leonella. Nosotras, Misioneras de la Consolata, en cambio, estamos convencidas que una estrella más brilla en la constelación de los mártires.
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