De los varios territorios que componen nuestra presencia en el Continente, hemos llegado a S. Paulo (Brasil) para el encuentro de las animadoras de comunidad: más de 30 hermanas, hablando idiomas distintos, y sobre todo mezclando en una frase muchos idiomas, con el resultado… que ¡todas lo entendemos todo!
Esta iniciativa de la dirección regional es para concretizar nuestra unificación y unión, pues venimos de realidades tan diferentes y tan distantes, que es necesario encontrarse, conocerse y quererse, para ser verdaderamente un cuerpo, una familia unida.
Empezamos con una oración llena de símbolos significativos: de cada comunidad las hermanas hemos traído un poco de tierra que, puesta toda junta, ha servido para plantar un pequeño árbol. Ya en 2005, cuando se celebró el Capítulo General en este misma casa, se había hecho este gesto, y justo en este año, por la primera vez, ¡el árbol crecido ha florecido!
En los primeros días de este encuentro P. Germán Arana, jesuita, nos ha acompañado con una reflexión bella y profunda sobre el ministerio de la superiora y el camino de discernimiento. EL compartir en grupo y en asamblea ha sido muy enriquecedor para todas. Ahora estamos en el tiempo de escucha de la realidad de cada comunidad, porque es conociéndose que aprendemos a amarnos.
Les pedimos una oración grande para nuestro encuentro y, sobre todo, para nuestros primeros pasos para ser realmente AMÉRICA.