El 9 de diciembre es el cumpleaños de la sierva de Dios Leonella. En esta fecha queremos recordar lo que la Iglesia llama: el nacimiento el cielo, es decir su muerte que Papa Francisco ha reconocido como un martirio.
El 17 de septiembre de 2006, mientras atravesaba la calle, que del Hospital la comunicaba con la casa donde vivía, varias balas disparadas a quemarropa impactaron de muerte a Sor Leonella. Mohamed Mahamud, musulmán, padre de cuatro hijos, quien la custodiaba, persigue a quien le había disparado a la Misionera, pero es baleado por un segundo francotirador, escondido detrás de los carros parqueados a los lados de la calle y muere instantáneamente.
Sor Leonella es transportada al Hospital SOS, donde médicos y enfermeras hacen todo lo posible por salvarle la vida. Muchos somalíes le donan sangre como ella lo hacía para ellos, puntualmente, cada tres meses.
Antes de morir, Sor Leonella apretando la mano de Sor Gianna Irene Peano, le susurra: “Perdono, perdono, perdono”. Esas son sus últimas palabras; la realización de lo que el Beato José Allamano, animando a sus misioneras, les decía: “Deberíamos hacer el voto de servir a la Misión aun a costa de la propia vida. Deberíamos alegrarnos por morir en la brecha.”