Luego de un año de estudios, recibimos la alegre noticia de la misión de verano, la cual se llevó a cabo en dos pueblos de manera simultánea, los primeros días de enero del 2018 en Isla de Cañas (Salta) y Yuto (Jujuy), la misma contó con la presencia de los Misioneros (IMC), Misioneras (MC) y Laicos (LMC) de la Consolata, quienes hacemos parte de la Familia Consolatina.
Comenzamos a soñar hacia donde seríamos destinadas y a preguntarnos ¿Cómo sería?, ¿Con que rostros e historias nos encontraríamos? ¿Cuáles iban a ser nuestros equipos de trabajo?, pero siempre con la confianza puesta en el Señor y en nuestra mamá Consolata.
Al cabo de unos meses la misión tomó forma y así el 2 de enero partimos rumbo a nuestros destinos, con los corazones llenos de gozo y dispuestas a enfrentar los desafíos. Yuto contó con la presencia de Hna Mercy y Nadia Leitner (pre-novicia), junto al Padre Mauricio Guevara (IMC) y James Mate, reciente Diacono IMC, y un grupo de diez jóvenes que dispusieron sus corazones para “Vivir la misión” y con ella planificar su Proyecto Personal de Vida. De Igual manera sucedió en Isla de Cañas, el equipo estaba conformado por Hna Hannah, los Diáconos IMC Danilo Caraballo y Joseph Mbarire, y Muriel Leiva (pre-novicia), junto a dieciséis jóvenes que fueron “Localizados por Cristo”.
Ambas misiones contaron con un material de trabajo, que permitió que cada miembro pueda descubrirse y proyectarse desde la misión, en el encuentro con el otro.
“En Yuto tuvimos el gracia de trabajar en equipo, a lo largo de toda la misión; permitiendo que la Colonia de niños por la mañana y el trabajo personal en el Proyecto de Vida por la tarde, se desarrollarán por sí mismas. Los misioneros y misioneras Localizados por Cristo, se animaron a Vivir la Misión desde sus propias historias personales, pudiendo aportar sus dones especialmente hacia los niños, que a través de sus rostros, abrazos, risas y llantos marcaron e iluminaron cada día. La Colonia llevó por lema: “Familia, regalo de Dios” propuesto por la diócesis de Jujuy para el año pastoral, inculturandose así con la gente de los distintos pueblos que se visitaron (Bananales, Vinalito, el Talar y centro de Yuto). Durante los juegos y actividades con los chicos cada misionero recordó de qué se trataba jugar, enriqueciéndonos por los más pequeños y así recordar cómo había sido nuestra infancia. Está a la vista, que durante la misión fue el mismo Cristo quien luego de habernos llamado, nos acompañó y guió para poder compartir y acrecentar nuestras vidas; para enviarnos a llevar adelante los proyectos de vida, teniendo siempre presente que es en el encuentro con el otro donde creceremos. Damos gracias a Dios que desde la sencillez tiende su mano y revela su rostro.” Nadia Leitner
“En Isla de Cañas vivimos la Misión dejándonos sorprender por el Señor, ciertamente nos encontramos con grandes desafíos personales poniéndonos de cara a nuestros proyectos de vida, pero también en la visita a las familias y en el compartir de los misioneros, en donde pudimos palpar la diversidad de personalidades. Esta misión nos propuso dos cosas, la primera disponer nuestros corazones inquietos y mirar nuestras vidas con amor y generosidad y desde ahí realizar el Proyecto de Vida. La segunda desde el conocimiento de nosotros mismos salir al encuentro del otro, con alegría y con la certeza de que Jesús camina a nuestro lado, que es él quien nos Localiza, nos fortalece, acompaña y envía. Estuvimos una semana sin celulares, escuchándonos y mirándonos a la cara sin el ruido del mundo, disfrutando de la naturaleza, descubriéndonos y descubriendo a Jesús en el rostro de quienes compartieron día a día con nosotros niños, jóvenes, adultos y abuelos, que dejaron una huella imborrable en los corazones de cada misionero. Hoy, luego de casi dos semanas de la misión me siento profundamente agradecida porque Dios sigue dándome la posibilidad de aprender un poquito más en el encuentro con el otro, permitiendo así enriquecer mi camino misionero.” Muriel Leiva
Para concluir queremos compartir con usted, la alegría y consuelo luego de esta misión, donde el mismo Dios nos mostró y reafirmó el proyecto que tiene pensando para cada uno de nosotros. Él desde el seno materno nos elige y nos envía a que seamos testigos de su amor, construyendo el reino en nuestros lugares y con las personas que nos rodeamos a diario, es así que no queremos dejar de invitarlos a dejarse Localizar por Cristo.