Tiempo de fiesta y comunión

Nuestro regreso a Vilacaya, después del tiempo fraterno vivido en Moreno, con la Asamblea Regional y varias celebraciones de la vida, ha sido caracterizado por la linda presencia de nuestras dos prenovicias Muriel y Nadia, que compartieron con nosotras la vida de la misión, y por el tiempo de fiesta que nuestro pueblo ha vivido, con la fiesta patronal de la Candelaria y el Carnaval.

Este año la lluvia alegró el corazón de nuestra gente, y vivimos la fiesta de la Virgen un poco… mojados, pero felices porque el agua es vida, y la necesitábamos mucho. En esta celebración llegan al pueblo muchas familias naturales de Vilacaya, que pero han migrado a la Argentina o a las ciudades bolivianas en búsqueda de trabajo. Así que la fiesta es al mismo tiempo una peregrinación a la Madrecita que muchos aman, y una ocasión de encuentro anual para gente que vive lejos todo el año.

Con Nadia y Muriel animamos unas tardes para los niños y con ellos confeccionamos rosarios y los vendimos, para recaudar fondos para el próximo CAM, preparado por Bolivia para julio de este año. ¡La verdad que los misioneritos pusieron mucho empeño y esmero y obtuvieron buenos resultados!

Después de una semana de la fiesta patronal, empezó el tiempo de carnaval, una celebración muy importante para la gente campesina quechua: es el tiempo para agradecer a la Pachamama que empieza a dar los primeros frutos, aunque con el cambio climático las lluvias ahora llegan siempre tarde y todavía el maíz no está listo para comer en este tiempo. También para esta ocasión vinieron muchos “hijos de Vilacaya”, sobre todo jóvenes, que animaron la fiesta con danzas y músicas, y no faltó el sábado de tentaciones la ch’alla del agua, la bendición tradicional para pedir a la Madre Tierra que no haga faltar agua por todo el año. Es una celebración a la cual participa toda la comunidad, cada familia trae comida y bebida y se comparte muy sencillamente pero muy fraternalmente. La misma noche cayó lluvia, una bendición, aunque en algunos lugares ha caído también granizó, afectando las chacras.

En todo este tiempo tuvimos mucho para celebrar también como familia: la fiesta de fundación del Instituto, la fiesta del Beato José Allamano, los cumpleaños de las hermanas Gabriella, Mercy y Stefania, la visita tan linda de la Hna Maria Conceição, vicesuperiora general, que nos conectó con toda la vida de la familia de las misioneras de la Consolata, esparcida en el mundo entero.

Estamos muy agradecidas por este comienzo de año de misión, agradecidas a Dios por el don de la lluvia, gratas a Nadia y Muriel por su presencia fraterna y generosa, que ha dado mucha vida a la comunidad, y con muchos deseos de bien para nuestra gente, nuestros jóvenes y niños.

la comunidad con Hna Conceiçao, Hna Gabriella, Nadia y Muriel

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